jueves, 7 de enero de 2016

¿Y si somos profesores de las Aulas Hospitalarias?

Cuando tomamos la decisión de meternos en el mundo educativo y con ello trabajar la profesión de maestro, tenemos que tener en cuenta que cualquier espacio pedagógico resulta gratificante para poder ofertar nuestros conocimientos y habilidades que les facilitará el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Las aulas hospitalarias pueden ser lugares en los que se pueda poner en práctica nuestra labor y además, tener el privilegio de trabajar con otros profesionales encargados de otro área diferente al nuestro. Para ello, es importante seguir un protocolo de actuación en el que el "juego" va a ser una pieza clave en la primera toma de contacto con los nuevos hospitalizados.

  • Operativa: El profesorado, antes de poner en práctica cualquier tipo de actividad, ha de tener en cuenta que debe ser operativa y funcional. Es por ello que una evaluación previa es necesaria abarcando tanto la capacidad del menor, como el medio que le rodea, su estado de salud, grado de apoyo de los profesionales...
  • Normalizadora: El profesorado ha de partir de actividades que estén acorde con la edad y el nivel educativo del menor en su centro de origen. A pesar de ello, hay que tener en cuenta que los objetivos han de ser los mismos, sin correr el riesgo de relajar la disciplina y el grado de exigencia propio de un centro ordinario.
  • Individualizada: En el aula hospitalaria se puede decir que la forma individualizada y personalizada estará garantizada debido a la estrecha relación que se establece entre el profesorado y alumnado. Este hecho le permite conocer las características propias del menor y así conocer su situación.
  • Globalizadora: El profesorado se encargará de integrar el medio sanitario en el que los niños y niñas estén viviendo en las programaciones del aula. Se podrían tener contenidos que se relacionen de forma directa con este nuevo medio en el que ahora reside.
  • Socializadora: El profesorado tendrá muy en cuenta las posibilidades que aporta la asistencia del alumnado para que se establezca entre ellos relaciones de amistad y compañerismo, que luego pueden continuar en las salas de uso común o en los pasillos, habitaciones...

Además de todas estas funciones, la más importante es la relación con el tutor y profesores del centro de origen. Esta relación ha de ser permanente, estableciendo unos horarios en los que poder llevar a cabo las relaciones de coordinación imprescindibles. Las reuniones de coordinación pueden ser semanales o quincenales, a criterio del profesorado y según el número de alumnos. En estos casos el centro de referencia, ofrecerá, al maestro del Aula Hospitalaria, toda la tarea escolar que el niño o niña debe de hacer en un determinado tiempo. Así mismo se llevarán a cabo evaluaciones que el propio tutor podrá acceder.

Animo a todo el profesorado para probar nuevos escenarios de enseñanza y salir del sistema reglado que siempre ha existido. Puede llegar a ser una experiencia gratificante como educador y profesional de la educación

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